jueves, 5 de marzo de 2015

Estilo

Para muchos montañeros el lugar tiene una importancia solo relativa, tanto que en algunos casos hasta la cumbre posee un papel secundario, las aspiraciones suelen estar más sujetas a la épica que a la estética. Ciertamente, en la práctica del alpinismo, uno puede admirar la belleza de la montaña mientras se acerca a ella. Ahora, cuando empiezan la faena y la lucha, uno se pierde en los pliegues de su escamosa y milenaria piel, el paisaje desaparece a medida que crece el compromiso y nos vamos fundiendo como una sola pieza, al punto que olvidamos el tiempo y a nosotros mismos cuando por un instante nos sentimos tan grandes como la colosal madre que nos está adoptando.
(fragmento del libro Aconcagua por aficionados - Toni Rodriguez)



 


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